«El Ejército accionará
selectivamente sobre los establecimientos industriales y empresas del Estado,
en coordinación con los organismos estatales relacionados con el ámbito, para
promover y neutralizar las situaciones conflictivas de origen laboral,
provocadas o que pueden ser explotadas por la subversión, a fin de impedir la
agitación y acción insurreccional de masas y contribuir al eficiente
funcionamiento del aparato productivo del país.»
(Punto2 del decreto secreto
504/77) [1]
“…La represión a los delegados,
miembros de comisiones internas y militantes, si bien estuvo dirigida y ejecutada
por las fuerzas de seguridad, contó no sólo con la connivencia sino también con
el apoyo activo de las grandes empresas, que en muchos casos denunciaron a sus
propios trabajadores, financiaron a las fuerzas represivas proveyéndoles fondos
e infraestructura, e incluso autorizaron la instalación de centros clandestinos
de detención en algunas de las plantas”
(Basualdo Victoria, 2006) [2]
El 24 de Marzo es una fecha de
conmemoración de una de las páginas más oscuras de nuestra historia. Los efectos de la intervención militar propiciada en 1976 perduran hasta la
actualidad, tanto en campo económico, como en el político y – sobre todo- en el
cultural, en la producción de sentidos.
Los estudiantes, docentes y
graduados que integramos el Espacio Democratización RT nos pronunciamos sin
eufemismos por el esclarecimiento de todos los crímenes y delitos cometidos en
la última dictadura militar y el juicio y castigo a los culpables tanto
militares como civiles. Llamamos a toda nuestra comunidad académica a
movilizarse por la memoria, la verdad y la justicia. Encontrarse con otros y
marchar juntos, aún en el disenso, es el mejor homenaje que podemos hacer en
una fecha que instaló en el plano cultural la cultura del individualismo y el
“sálvese quien pueda”.
Estudiamos poco y de modo
fragmentado lo que sucedió en ese período en nuestros centros educativos formales.
Convivimos sin demasiado asombro con parte de la legislación laboral instaurada
en la época de la dictadura. Si bien en los últimos años se han modificado
algunos artículos – con bastante resistencia, cabe decirlo- , la LCT (Ley de
Contrato de Trabajo N° 20744) tiene aún el sello de la última dictadura
militar. No es casual que Norberto Centeno, el autor de la versión original,
sea uno de los abogados desaparecidos en la llamada “Noche de las Corbatas”[3].
El conflicto laboral entendido
como “disfuncional”, la noción de eficiencia de gestión asociada al objetivo último
de la política, la estigmatización de los sectores obreros organizados, la
falta de interés por los temas sindicales de una gran parte de la sociedad,
muchos de ellos componentes de nuestra carrera, son algunos de los temas que
nos interesa poner en el centro de la discusión en esta fecha.
Existen libros, documentos,
investigaciones, testimonios y un cine documental que comienza a poner en el
centro de la escena el cambio en la estructura productiva del país, el efecto
sobre la dinámica de las relaciones del trabajo y el rol activo de muchos
civiles en dicho proceso.
Como especialistas actuales y
futuros en Relaciones del Trabajo entendemos que hace falta una revisión crítica
y profunda de los objetivos de nuestra carrera, de su Plan de Estudios y del
rol profesional y social en los distintos ámbitos de posible desempeño. Existen
muchos egresados que luego de recibirse sienten que deben seguir otra carrera
de grado (generalmente derecho o sociología) para completar algunos aspectos no
saldados en su formación, o bien para mejorar sus posibilidades de inserción
profesional en ciertos ámbitos. Eso es una construcción cultural y política.
Llamar a los humanos recursos o capital, también lo es. No siempre fue así, no
resignamos ni resignaremos dar las discusiones en el plano concreto y simbólico
en todos los lugares en que nos toque desempeñarnos.
Los invitamos a todos, sin
excepciones de grados de formación a involucrarse en la mejora de nuestra Carrera
y profesión. Bregamos por la erradicación de las prácticas autoritarias y
clientelares, por una vinculación activa y continuada con todos los actores del
mundo del trabajo, por una reforma del Plan de Estudios discutida
colectivamente, por la no utilización banal de las consignas de los organismos
de derechos humanos en formularios impresos que no se sostienen en prácticas
cotidianas, por la realización de jornadas de discusión inter – cátedras, por
una comunidad académica informada, consciente y que conviva en toda su
diversidad a pesar – y gracias a - las diferencias que tenemos.
Entendemos que es el mejor
homenaje real y concreto que podemos hacer para la reconstrucción de la memoria
colectiva y la erradicación de los aún muy vigentes efectos culturales del
golpe de Estado de 1976.
[1] http://www.desaparecidos.org/arg/conadep/nuncamas/nuncamas.html
[2] Complicidad patronal-militar
en la última dictadura argentina: Los casos de Acindar, Astarsa, Dálmine
Siderca, Ford, Ledesma y Mercedes Benz. Disponible en:http://www.cta.org.ar/base/IMG/pdf/Fetia_engranajes_5-2.pdf
[3] http://www.lanochedelascorbatas.netfirms.com/Introduccion.htm